La depresión, junto con la ansiedad, son las enfermedades más frecuentes en la actualidad, ambos trastornos están muy relacionados. La depresión afecta más a las mujeres que a los hombres y es la principal causa de discapacidad. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, puede causar un gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares (OMS, 2020).

Factores que pueden provocar una depresión:

  • Una infancia difícil muchas veces es el factor desencadenante de una depresión en la edad adulta. El niño que crece en un entorno que no le proporciona protección y seguridad, o no se siente querido, tiene una percepción de falta de control. El niño tiende a sentirse culpable de lo que ocurre a su alrededor, eso le da una ilusoria sensación de control, “si soy responsable puedo hacer algo para cambiar las cosas”. Esto provoca un agotamiento mental y la sensación de que nada de lo que haga será suficiente.
  • Una baja autoestima. Un niño con una baja autoestima tendrá creencias sobre sí mismo del tipo “no soy suficientemente bueno”, “no merezco nada bueno”, “nunca haré nada bien”, “no soy capaz”. Estas creencias se instalan en la persona y siguen formando parte de ella incluso cuando es adulta, afectando a su autoestima. Cuando una persona piensa que no es capaz de lograr algo ni siquiera lo intenta, lo que conduce a una sensación de fracaso que realimenta la falta de autoestima entrado en un círculo vicioso.
  • Un evento traumático que ha producido un fuerte shock emocional. Muertes traumáticas, ruinas económicas, pérdidas de empleo, enfermedades graves, accidentes, desastres naturales, divorcios, etc. Estos eventos son difíciles de asimilar para la persona, hacen que se pierda la seguridad y se percibe una gran vulnerabilidad.
  • Agotamiento por estrés. La persona siente que no se conoce a sí misma, “siempre he sido muy fuerte y ahora no sé lo que me pasa”. Estas depresiones pueden ser de dos tipos:
    • Me siento agotado después de haber luchado mucho tiempo por algo y de haberlo logrado o haber fracasado. El cerebro se colapsa por la necesidad de descansar y asimilar lo ocurrido. Necesita un tiempo para recuperarse.
    • La vida me pesa, he perdido la ilusión después de haber estado mucho tiempo con un nivel muy alto de actividad sin periodos de descanso. El cerebro necesita recuperar energía, es como si dijera: “sigue tú que yo me quedo aquí”.

Síntomas:

  1. Síntomas afectivos: tristeza, abatimiento, desánimo, disminución de la capacidad de disfrute, apatía o indiferencia, etc.
  2. Síntomas conductuales: agitación motora, lentitud al hablar y al andar, disminución del nivel de actividad, etc.
  3. Síntomas cognitivos: disminución de la capacidad de concentración, memoria y atención y, con ellos, del rendimiento; incremento de los pensamientos negativos referidos a uno mismo (auto-crítica, auto-culpa, etc.)
  4. Síntomas físicos: insomnio o hipersomnia, disminución del apetito, de la actividad y del deseo sexual, dolores y molestias.
  5. Síntomas interpersonales: disminución del interés por los demás, deterioro de las relaciones sociales.

Estos síntomas no se dan en todas las personas en la misma medida, ni incluso en una misma persona de un episodio a otro.

El modelo cognitivo de Beck explica la depresión aludiendo a tres elementos o conceptos: la tríada cognitiva, los esquemas y los errores cognitivos.

  • La tríada cognitiva. Consta de una visión negativa de uno mismo, visión negativa de su mundo y visión negativa del futuro.
  • Los esquemas. Son patrones cognitivos, relativamente estables, que guían el pensamiento, haciendo que se atienda selectivamente a ciertos estímulos y permitiendo formarse un concepto de cada situación. Según el modelo cognitivo, cuando una persona padece una depresión se activan esquemas depresógenos, que podrían haber permanecido inactivos durante años, por lo que la realidad se percibe filtrada por dichos esquemas. Esta forma distorsionada de percibir la realidad hace que la información consistente con dichos esquemas depresivos, es decir la información negativa sobre uno mismo, el mundo y el futuro, se procese, mientras que la inconsistente con esos esquemas ( en este caso la positiva ) se ignore. 
  • Los errores cognitivos. La activación de ciertos esquemas depresógenos es la responsable de la tendencia que tienen los depresivos a realizar unos determinados errores o distorsiones cognitivas. Un ejemplo es el “pensamiento dicotómico” o tendencia a ver sólo los dos extremos de un continuo (blanco o negro, fácil o difícil, malo o bueno).

El “Ciclo letárgico” de Burns explica  los círculos viciosos que caracterizan la depresión. Muchos de los pensamientos que con frecuencia tienen las personas deprimidas giran en torno al gran esfuerzo que les supone y a la falta de sentido que para ellos tiene hacer cualquier actividad. Este ciclo letárgico explica los motivos por los que, a pesar de la falta de ánimos, se deben realizar nuevas actividades cada día.

La terapia cognitiva es, sin duda, la más conocida de todas las aproximaciones psicológicas al tratamiento de la depresión. Su eficacia ha sido ampliamente documentada, demostrando ser igual de eficaz que los psicofármacos al uso e incluso superior a éstos en la prevención de las recaídas.

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